Aquí está el excelente fanfic de mi amigo Fabián. Disfrútenlo!

 

Prólogo || Capítulo 1 || Capítulo 2

  Capítulo 3 || Capítulo 4 || Capítulo 5  

Capítulo 6 || Capítulo 7 || Capítulo 8

Capítulo 9 || Capítulo 10 || Capítulo 11

Capítulo 12 || Capítulo 13 || Capítulo 14

 

Aviso legal: Los personajes de Sailor Moon fueron creados por y son Copyright de Naoko Takeuchi.

Los conceptos de Celephais y los guardianes fueron creados para esta historia por mí. Si deseas usarlos para cualquier cosa, contáctame antes.

 

Prólogo

Hace cinco meses.

En Jordania, Israel, existe un enorme lago al que se le llama mar muerto, y hay una buena razón para eso, en este lago el agua es tan salada que, fuera de bacterias y pequeñas algas, no hay nada con vida. Aún así, sus aguas son muy tranquilas y sus playas lugares soleados en donde se puede estar en paz.

Pero esta noche sucederá algo que nos hará dudar si el mar muerto está en verdad tan muerto como se cree. John y Martín, un par de amigos ingleses escogieron este lugar para pasar sus vacaciones; y hoy a la media noche tienen pensado atravesar a nado el enorme lago salado. Los dos jóvenes saben que no es difícil, ya que es imposible que sus cuerpos se hundan aquí; el único peligro que les preocupaba era que su piel se quemara después de un largo tiempo de estar sumergida en más sal que agua, por eso, y para evitar riesgos, el par de amigos se ha equipado con trajes de buceo que han modificado para protegerse.

“¿Listo?” Preguntó John al terminar de arreglar su traje.

“Por supuesto.” Contestó Martín, “De hecho, me preguntaba cuanto tendría que esperarte.”

“Claro, como tú eres el señor perfecto...”

“¿Qué? No seas delicado que nos haces perder tiempo.” Dijo Martín, “Mejor hay que apresurarnos antes de que alguien nos vea.”

“¿Quién nos va a ver? ¡Es medianoche!”

Dejando la discusión a un lado, John y Martín se adentraron dentro de las aguas del mar muerto, a los pocos paso se dieron cuenta de que podían avanzar tendidos de espaldas sin siquiera esforzarse, pues aunque quisieran hundirse, el agua los empujaba hacia arriba.

“¡Esto está de película!” Gritó John mientras se impulsaba con sus brazos, “¡Así debería ser el mar en todo el mundo!”

“Eso lo dices porque no sabes nadar.” Le respondió Martín, “Oye, te apuesto dos cervezas a que yo llego al otro lado antes que tú.”

“¡Ya dijiste!¡Más te vale que luego no te eches para atrás!”

“Claro que no, ¡Porque tú vas a pagar las cervezas!” Gritó Martín al tiempo que se impulsaba con todas sus fuerzas en el agua, dejando a John bastante atrás

“¡Espérate!, ¡Eso no es justo!” Se quejó el pobre John mientras intentaba alcanzar a su compañero.

 Los dos amigos continuaron con su juego hasta llegar al centro del enorme lago, sin embargo, sus fuerzas se agotaban rápidamente y cada vez les costaba más avanzar. No estaban preocupados, pues podían quedarse quietos el tiempo que quisieran sin temor a hundirse; así que decidieron detenerse y descansar un poco. Durante el tiempo que los dos muchachos habían dedicado a nadar la luna se había ocultado detrás de densos nubarrones que sólo dejaban pasar una luz tenue y mortecina, sumado a esto, el aire que recorría la superficie del lago se había helado gradualmente y de cuando en cuando aullaba lastimosamente al mover las aguas.

“Esto se está poniendo medio feo, ¿No crees Martín?” Exclamó John.

“Claro que no. Tan solo está nublado y hace un poco de frío, ¿Qué? ¿Le tienes miedo al coco?”

“¡No seas idiota! ¡No hablo de eso!” Se quejó John, “Pon atención, ¿No sientes algo diferente en el agua?, ¿Como si burbujeara pero sin hacer burbujas?”

Martín no respondió y puso atención al movimiento del agua, sí, tenía que admitir que había algo extraño aquí; había algo raro con el comportamiento de las olas también, pues alrededor de ellos la marea no llegaba. Podía ver pequeñas olas a lo lejos, pero ninguna los alcanzaba, lo único que sentía era el extraño movimiento del agua, como si hirviera sin calentarse.

“¿¡Lo sentiste!?” gritó John, “¡Algo está debajo de nosotros!”

“¡Cállate!” Ordenó Martín, “¡No pasa nada!¡Además....” Martín nunca tuvo la oportunidad de terminar la frase, un resplandor que alumbró todo el mar muerto como si el sol estuviera en sus profundidades y un rugido infernal le quitaron la palabra de la boca. Para cuando los dos amigos reaccionaron era muy tarde. Una muralla de agua explotó desde el fondo del lago hacia arriba y lanzó a los desafortunados nadadores por los aires; aún así, John y Martín pudieron ver durante su corto vuelo, antes de perderse en la inconciencia, aquello que surgió del mar muerto: una enorme mole de roca y metal construida con ángulos y formas geométricas imposibles de describir, con ángulos que desafiaban cualquier lógica y que sólo habrían podido surgir de la mente de algún dios enloquecido, mas no fue esto lo que causó que los jóvenes perdieran el sentido, fueron las dos sombras de ojos blancos y brillantes que se arrojaron sobre ellos lo que los hizo desvanecer.

Al día siguiente, nadie habló del extraño resplandor en el mar muerto, parecía como si nadie hubiera visto nada. Hubo una pequeña sorpresa entre la gente de la localidad cuando se descubrió que el lago había perdido profundidad, como cuando un objeto pesado se saca de un recipiente con agua, pero tampoco nadie habló mucho sobre esto. ¿Y nuestros malogrados nadadores?

Nadie ha vuelto a verlos, su equipo de campamento fue encontrado en una de las orillas del enorme lago, pero su desaparición no fue reportada, simplemente se pensó que los dos muchachos decidieron volver a su natal Inglaterra. Y hoy, el mar muerto sigue igual que siempre: sus aguas son muy tranquilas y sus playas lugares soleados en donde se puede estar en paz.