Prólogo || Capítulo 1 || Capítulo 2

  Capítulo 3 || Capítulo 4 || Capítulo 5  

Capítulo 6 || Capítulo 7 || Capítulo 8

Capítulo 9 || Capítulo 10 || Capítulo 11

Capítulo 12 || Capítulo 13

 

Capítulo Doce.

La calma antes de la tormenta.

Parte 1 de 2

“¡MINA! ¡Ya es tarde!” Exclamó Artemis, clavando ligeramente sus uñas en los hombros de Minako, “¡Levántate de una buena vez!”

“¡Ouuch!” Se quejó Minako, “¿Qué te pasa?”

“¡Te quedaste dormida!” La regañó el gato, “Por si ya lo olvidaste, ¡hoy es el concurso!”

“Es que estaba soñando bonito. Pero calma, todavía es temprano.”

“¿Temprano?” Dijo Artemis, “¡Son casi las diez de la mañana!”

“¡No!” Exclamó ella.

“¡Sí!” Respondió el gato, “Son las nueve cuarenta y siete.”

“¡Pero tengo que bañarme y desayunar y llamar a las chicas para que vayan a verme y escoger qué ponerme para el concurso y...!” Gritó Minako, poniéndose en pie de un brinco y tratando de hacer diez cosas a la vez.

“¡Cálmate!” Pidió el gato, “¡Aún hay tiempo! Primero concéntrate en lo más importante.”

“¡Eso sería bañarme!” Dijo Minako deteniéndose en seco.

“¿Y qué seguiría después de que hagas eso?”

“¡Escoger mi ropa, vestirme y desayunar!” Contestó, “Llamaré a las chicas desde el centro comercial. Así me ahorraré algunos minutos.”

“¿Ves que esto fue mejor?” Preguntó el gato.

“Sí, ¡Gracias Artemis!” Dijo Minako, que se dirigió al baño con rapidez.

Luego de un baño rápido, Minako, aún envuelta en su toalla, dedicó quince minutos a seleccionar algo que le permitiera verse bien y tener buena movilidad durante el concurso; finalmente se decidió por una camisa top blanca, una minifalda color naranja y zapatillas de piso color blanco. “¿Qué te parece?” Preguntó Minako al tiempo que abrochaba el último botón de la falda, “Dime la verdad, ¿no me veo muy atrevida?”

“Te ves muy bien.” Contesto el gato con un guiño, “A Wakagi le gustará bastante.”

“Espero que tengas razón.” Respondió Minako devolviendo el guiño del gato, “Gracias Artemis.”

Minako miró el reloj mientras arreglaba su cabello, “Son las diez y media, aún podemos desayunar y llegar sin retrasarnos al centro comercial.”

“Sí. Por cierto Minako...” Comenzó a decir el gato, su voz ahora era en extremo seria.

“¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?”

“No, estoy bien. Es sólo que no podré estar contigo en el concurso.” Dijo Artemis, “Luna y yo tenemos cosas que hacer en el centro de comando. Buscaremos a los guardianes y también revisaremos los datos que hemos conseguido sobre los parásitos.”

Minako se entristeció un poco, “¿No podrían dejarlo para después de la competencia?”

“Dudo que permitan gatos en el centro comercial durante el concurso, Mina.”

“Podrías cambiar a tu forma humana para acompañarme.” Sugirió ella.

Artemis suspiró, “No es tan fácil para mí hacer eso. Tú lo sabes bien.”

Minako se limitó a atar su cabello con su cinta escarlata, “Sólo lo sugería, no te molestes.”

“Mina, aunque no pueda estar allí en persona, te apoyaré con todo el corazón. Siempre ha sido así y siempre lo será. No vayas a olvidarlo.”

“Eso lo sé muy bien Artemis. Somos un equipo.” Dijo ella menos triste, “Pero quería que me acompañaras. No será igual si no estás conmigo.”

“¡Mina! ¡No puedes deprimirte el día de hoy!” Exclamó el gato, “¡Tienes un concurso que ganar! ¡Yo sé que puedes ganar!” Artemis bajó de la cama y saltó al regazo de Minako, “En verdad me duele no acompañarte, pero puedo ir contigo hasta la plaza, ¿Servirá de algo?”

Minako abrazó a su gato, “Sí, servirá de mucho Artemis, te lo agradezco de veras.”

“Por nada, Mina.” Respondió el felino, “Ahora, ¿Qué te parece si bajamos a desayunar?”

Ella rió un poco, “Me parece una buena idea.” Dijo y salió de su cuarto llevando al gato en brazos, “Gracias por ser mi amigo Artemis. Ganaré este concurso por nosotros, te lo prometo.” Le murmuró mientras bajaban las escaleras.

No mucho después, luego del desayuno, Minako salía de su casa junto a sus padres en el auto familiar. “Papá, no es necesario que me lleves hasta la plaza.” Se quejó Minako, que esperaba encontrarse con Wakagi antes de entrar al centro comercial y la presencia de sus padres podría cortar las cosas, “No quiero causarte problemas.”

“Pero si no es molestia.” Respondió el papá de Minako, “Además, no podremos quedarnos al concurso, tenemos que regresar y atender el restaurante.”

“Tu padre tiene razón.” Agregó la señora Aino, “Como no estaremos apoyándote durante la competencia, lo menos que podemos hacer es llevarte hasta el centro comercial.”

“Está bien.” Aceptó mientras acariciaba a Artemis detrás de las orejas, “Supongo que así llegaré a tiempo.”

Y así fue, Minako llegó veinte minutos antes de las doce al Centro Comercial Tokio, donde el número de personas era enorme, había incluso un gran local de Jumperade que repartía bebidas gratis. Luego de decirle adiós a sus padres y despedirse de Artemis dándole un beso en la frente, Minako se las arregló para avanzar entre la multitud hasta la entrada de la plaza. La joven sonrió al ver que su detective ya estaba allí.

“¡Wakagi!” Llamó la joven Aino, “¡Me alegra ver que estás aquí!”

El detective sonrió y abrazó a Minako cuando estuvo junto a él, “Hola princesa, ¿lista para ganar el concurso?” Preguntó luego de darle un rápido beso en los labios.

“Por supuesto.” Contestó Minako sonriendo, “Prometí que no perdería ante nadie.”

“¿Entramos de una vez en la plaza?”

“Aún no; primero quiero llamar a mis amigas para pedirles que vengan a verme.” Dijo ella sacando su celular, “Sólo espero que todas puedan venir.”

“Estoy seguro que sí vendrán.” Respondió Wakagi.

***

Rei se giró a la orilla de su cama y bostezó. Al mirar su reloj y descubrir que ya eran casi las nueve de la mañana decidió que era hora de levantarse. Se envolvió en una bata y antes de salir de su habitación, su mirada fue capturada por el silbato que colgaba de la cabecera de su cama. Rei no pudo evitar sonreír al mirar el juguete y sin pensar, deslizó sus dedos entre su cabello de la misma manera en la que Keigo lo había hecho un par de días antes. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, parpadeó y salió de la recámara, intentando escapar del recuerdo, “Además, Keigo y yo vamos a romper el compromiso en poco tiempo. No vale la pena pensar en él...de esa forma.” Se dijo con firmeza.

Rei tomó un largo baño y no miró el silbato cuando regresó a su habitación. Pero mientras arreglaba el hakama rojo de su uniforme de sacerdotisa, sus ojos se posaron sobre la foto que le había dado la señora Hikazan. La imagen de ella y Keigo juntos cuando niños la hizo sonreír,  “Ojalá recordara mejor ese día.” Deseó antes de salir de su cuarto.

La joven Hino estaba de buen humor, ya casi era mediodía y el templo había estado muy tranquilo. Estaba barriendo las escaleras cuando alguien la llamó, alguien cuya voz reconoció de inmediato. La joven sonrió discretamente, ¿no habría sido divertido si le dijera que él fue lo primero en lo que pensó cuando despertó esa mañana?, Claro que Rei no le diría nada y sólo se limitó a saludarlo, “Hola Keigo, ¿Qué te trae al templo?”

“Hola Rei.” Saludó el joven Hikazan, “Perdóname por venir sin avisarte. Pero tengo algo importante que decirte.”

Rei miró a su prometido con curiosidad, no sabía que deseaba decirle y no tenía ganas de intentar adivinar. Keigo estaba por continuar pero el abuelo de Rei interrumpió. “¡Rei, tienes una llamada, es tu amiga Minako!” Avisó el viejo sacerdote con un grito.

“¡Gracias abuelo, ya voy!” Contestó ella, “Si no te molesta, ¿podrías esperar un poco Keigo?, puedes entrar a la casa si quieres.”

“Esperaré aquí.” Dijo el joven Hikazan, ya no muy seguro de decirle a Rei lo que había decidido confesarle.

Rei bajó quince minutos después. Ya no vestía como sacerdotisa, se había cambiado y ahora llevaba unos jeans negros y una camisa roja, “Lamento haberme tardado. Pero debiste aceptar entrar a la casa.”

“¿Por qué te cambiaste de ropa?” Preguntó Keigo, muy impresionado por la transformación que sufrió su prometida: de una sacerdotisa común, a una hermosa mujer, “Claro que no me quejo, te ves maravillosa.”

“Lo que pasa es que una amiga participará en un concurso de baile y me pidió que fuera a animarla. Es por eso me cambié de ropa.” La joven Hino comenzó a bajar los escalones, pero se detuvo y se volvió para sonreírle a Keigo “Te agradezco el cumplido Keigo, de verdad. ¿Podemos hablar otro día? Ya debo irme.”

“Espera.” Llamó él, “¿Me dejarías ir contigo a ver ese concurso? Suena interesante.”

Rei lo pensó un momento, “Está bien, pero no pienses que esto es una cita o algo parecido.”

Keigo la alcanzó dando tres grandes pasos, “Claro que no.” Respondió mientras caminaba con ella hasta su auto, “No será una cita.” Le dijo antes de abrirle la puerta del vehículo.

***

Usagi estaba ligeramente nerviosa. Esa noche se vería con Setsuna para recibir la información que necesitaba sobre la llave de plata. “Tan sólo espero que esa información no cause muchos líos.” Pensó mientras se vestía para salir con Mamoru. Luna ya no estaba, había dicho que tenía que hacer algo importante para localizar a los guardianes y se había marchado poco antes. La joven miró su reloj, ya eran casi las once. Su novio ya no debía de tardar en pasar por ella.

“¡Usagi, Mamá quiere hablar contigo!” Llamó Shingo, su hermano, desde el otro lado de la puerta, “Mas vale que te apresures.”

“¡Ahora bajo!” Respondió Usagi, “¡Sólo un minuto!”

“No dijo que tenías un minuto.” Indicó el segundo hijo de la familia Tsukino, “Date prisa.”

“¡Ese muchacho!” Murmuró Usagi, “¡Desde que cumplió catorce cree que puede hablarme como se le antoje!”

Apresurándose para terminar de vestirse, Usagi no tardó en bajar las escaleras y atender al llamado de su madre. “¿Qué sucede mamá? ¿Necesitas ayuda?”

“Sí.” Dijo la señora Tsukino mientras arreglaba unas flores en un jarrón, “Tu hermano quiere ir al centro comercial Tokio a ver un concurso de baile, ¿podrías acompañarlo?”

“¿Para eso querías a Usagi? ¡Mamá, yo puedo cuidarme sólo!” Se quejó Shingo, “¡No necesito una niñera! ¡Y menos a mi hermana!”

“Por esta vez estoy de acuerdo con él.” Agregó Usagi mientras se sentaba.

“Lo siento. Pero los dos irán juntos. Leí en el periódico que una banda de Yakuza fue vista por la zona y no quiero que tu hermano se arriesgue. Esos pandilleros podrían tratar de asaltar a chicos solos, aún a mediodía.” Dijo la madre de Usagi con un tono que no admitía discusión, “Sé que tienes una cita hija, pero estoy segura que Mamoru aceptará el cambio.”

“Cierto, él no se quejaría por algo así.” Admitió Usagi, “Bien Shingo, iremos contigo.”

Usagi decidió que no le molestaría cuidar a su hermano, a fin de cuentas sólo era una tarde y su madre no solía pedirle favores. Sólo esperaba que Shingo se portara bien y no causara problemas, “llamaré a Mamoru para avisarle del cambio de planes.” Avisó levantándose.

“Te lo agradezco hija, eres la mejor.” Respondió la señora Tsukino complacida.

Shingo, por su parte, no estaba muy conforme. Pero terminó aceptando que su hermana y su novio fueran con él. Siempre podría sacárselos de encima cuando estuvieran en la plaza.

Usagi se sentó junto al teléfono para llamar a Mamoru y explicarle que tendrían que cuidar a Shingo, pero justo entonces, el teléfono sonó. Esperando recibir una llamada de su novio, Usagi contestó. La persona al otro lado de la línea resultó ser Minako.

“¿Estarás en el concurso?, ¡Muy bien!, ¿A la una en punto?, ¡Claro que podremos llegar antes! Te veremos allá Minako.” Dicho esto, la joven Tsukino cortó la comunicación y de inmediato marcó el número de Mamoru para avisarle del cambio de lugar para su cita y por supuesto, del hecho de que su hermano menor iría con ellos.

“Shingo tiene suerte.” Le dijo Usagi a su madre cuando entró de nuevo a la sala, “Minako acaba de avisarme que participará en el concurso de baile, iremos a apoyarla.”

“Es una muy afortunada coincidencia.” Comentó la mamá de Usagi, “¿Qué dijo tu novio?”

“Estuvo de acuerdo y no le molestó para nada que mi hermano vaya con nosotros.”

La mujer sonrió, “Me alegro, estoy segura que pasarán un buen rato los tres. Además, si Mamoru va a ser parte de la familia, es importante que él y tu hermano se conozcan mejor.”

Alrededor de las once y media, Mamoru bajó de su auto y tocó a la puerta de la familia Tsukino, siendo recibido por la madre de su novia, “Buen día Mamoru. Usagi seguramente ya vio tu auto y no tardará en bajar. ¿Quieres pasar mientras?” Ofreció la madre de Usagi. Aún no lo decía, pero la señora Tsukino apreciaba bastante a Mamoru y lo consideraba un muchacho muy responsable y educado, más que digno de su hija.

El joven Chiiba se inclinó ligeramente, “Se lo agradezco, pero no será necesario.”

“Espero que no sea un problema que Shingo los acompañe.” Dijo la señora Tsukino un poco apenada, “No quiero causarles alguna molestia, pero estaré más tranquila si ustedes dos lo acompañan.”

“No es ningún problema.” Contestó Mamoru, “Le aseguro que lo cuidaremos bien.”

La señora Tsukino estaba por responder, pero justo en ese momento Usagi y su hermano aparecieron. Usagi llevaba un bonito conjunto blanco y azul de blusa y pantalón que a Mamoru le agradó bastante.

Poco después, el trío viajaba en el auto de Mamoru; Usagi iba sentada adelante y a Shingo le había tocado ir atrás, “¿Por qué quieres ir al concurso Shingo?” Preguntó Usagi

“No, pero pensé que sería divertido.” Explicó Shingo, “Oye Usagi ¿Minako entró al concurso por el primer premio?, Si lo gana podrá competir el mes que viene contra Eiji Okamura; él es el campeón nacional, pero no creo que pueda ganarle. Eiji tiene un récord de noventa y siete puntos en el Dance Megamix y nadie lo ha superado. ¡Es invencible!”

“No sé si Minako quiere enfrentar al tal Eiji.” Respondió Usagi, “Pero confío en que sí ganará el concurso del día de hoy; Minako es mejor de lo que tú crees Shingo.”

“Yo escuché que el primer lugar ganará un contrato para hacer tres anuncios de televisión para las bebidas Jumperade.” Dijo Mamoru, “Buen premio, ¿no les parece?”

“¿Bueno? ¡Es un premio excelente!” Exclamó Usagi, “¡Minako se merece ganarlo!”

“Claro que se lo merece.” Respondió Mamoru, “Y creo que lo ganará.”

“¡Ya estamos aquí! ¡Vaya, no pensé que habría tanta gente!” Anunció Shingo.

“Cierto, y eso que el concurso es sólo aquí en este distrito. No me imagino cuanta gente veríamos en un concurso a nivel nacional.” Comentó Mamoru, “Muy bien, en cuanto encontremos donde dejar el auto buscaremos a Minako.”

***

Makoto se ajustó el cinturón de su gi y se puso en guardia. “¿Estás listo?” Preguntó, “Te ves distraído y no quiero hacerte daño mientras practicamos.”

“Estoy preparado.” Respondió Carlos, “¿Estás segura de querer practicar conmigo?”

“Por supuesto. Luego de verte pelear la otra noche, pensé que sería interesante. Además, también quiero comprobar algo, si no te importa.”

Carlos se cruzó de brazos, “¿Comprobar qué?”

“Bueno, nadie de la escuela me ha podido ganar en los entrenamientos. Ni siquiera los muchachos del club de judo pueden.” Explicó Makoto, “Solo quiero saber si tú eres capaz de vencerme durante una sesión de entrenamiento.”

“¿Sólo era eso?” Comentó Carlos sorprendido, “Bien, como quieras. Pero promete que no te molestarás si pierdes; yo no soy como los tipos con los que sueles practicar.”

“Lo sé, guapo. Pero no va a ser tan fácil como estás pensando.” Advirtió Makoto mientras sonreía, “Yo tampoco soy como las personas que entrenan contigo.”

“Claro que no, tú eres mucho más bonita.” Dijo Carlos, “Bien, empecemos.”

“Los halagos no te ayudarán.” Dijo Makoto riendo un poco y, sin más, la práctica comenzó.

Había pasado ya casi media hora y en todo ese tiempo, Carlos había esquivado a Makoto sin esforzarse. Un poco molesta, decidió que ya era hora de terminar la práctica y para lograrlo, usaría contra él un agarre que no podría esquivar. En ese momento, Carlos se acercó lo suficiente y sin dudar, ¡Makoto lo tomó por la camisa y tiró con fuerza! Sólo para descubrir que lo único que había logrado era dejar el pecho de su novio al descubierto.

Luego de la impresión, y de una breve y accidental mirada al pecho de Carlos, la joven Kino bajó la mirada con rapidez y se sonrojó mucho, “¿Por-Por qué no funcionó?” Logró balbucear mientras enredaba sus dedos, “No entiendo...¿Qué diablos pasó?”

Carlos no respondió. Simplemente la tomó por los hombros y le hizo lo mismo que ella había intentado. Sólo que la camisa de Makoto no se abrió, por lo que ella sí sufrió el impulso y terminó en el suelo. Bueno, no exactamente en el suelo. Carlos la sostenía por la cadera y la espalda a unos cuantos centímetros del piso, “¡Bu!” Exclamó y comenzó a reír.

“¡No juegues así conmigo!” Le exigió Makoto, pero terminó uniéndose a las risas de su novio, “¡Ya no te rías! Mejor dime qué fue lo que hiciste.”

“Nunca habías visto el truco de la camisa de gi floja, ¿verdad?” Preguntó Carlos mientras la levantaba y dejaba de reír.

“No. Es la primera vez que veo a alguien hacer esto.” Admitió ella, “¿En qué consiste?”

“Es fácil. Sólo se aflojan los lados de la prenda un poco y sirve para evitar que te arrojen al entrenar.” Explicó el joven Gokai, “Todos los chicos que conozco lo usan.”

Makoto no prestó mucha atención a lo que Carlos le explicaba. Había bajado la mirada y se dio cuenta de que Carlos aún no se cerraba la camisa. Era cierto que no era el primer pecho de un chico que ella veía, pero el hecho de que fuera el de él hacía que todo fuera distinto, “Pudiste avisarme, ¿sabes? Me has dado un buen susto.” Comentó subiendo la mirada hasta fijarla en los ojos de Carlos.

“Lo siento linda.” Dijo él y se acercó para abrazarla, “Siempre uso este truco al practicar, es un hábito que tengo, pero creo que sí debí avisarte.”

“En realidad no me asusté.” Respondió ella aceptando el abrazo, “Sólo me sorprendiste.”

“¿Te he dicho antes que hoy te ves hermosa?” Preguntó él, cambiando de tema.

“No el día de hoy.” Respondió Makoto, que entonces se arriesgó a apoyar sus manos sobre el pecho de su novio, “¿Cómo es que no estás sudando?” Dijo algo extrañada al sentir la piel de Carlos bajo sus manos, que era tibia y suave; incluso podía sentir sus firmes músculos, en definitiva le agradaba la sensación. Pero su piel estaba seca, como si no hubiera hecho ningún esfuerzo, “¿Por qué no sudaste con todo el ejercicio que hicimos?”

Temiendo que Makoto sospechara que él era algo más, Carlos selló sus labios con un beso. Se sentía mal por besarla para evitar que siguiera preguntando esas cosas; sin embargo, no tardó en dejarse llevar.

El beso sorprendió a Makoto, pero pronto cerró los ojos y le correspondió, el beso fue increíble, más apasionado que en otras ocasiones y mucho más profundo.

“Gu~au...!” Suspiró feliz cuando él se separó de sus labios, “Carlos, ¡qué beso!”

“Ajem...” Llamó una voz que hizo que la pareja se separara abruptamente, era el padre de Carlos, “Lamento interrumpirlos, pero necesito el dojo. Casi es hora de mi primera clase.”

Makoto, roja como una fresa, salió sin atreverse a mirar o hablar con el señor Gokai.

“Hijo.” Llamó el señor Gokai antes de que Carlos saliera, “Sé que es normal lo que hacían. Pero si vuelves a hacerlo en mi dojo, pintarás toda la casa tú solo, ¿entendiste?”

“Sí, entiendo.” Contestó Carlos, “Perdón papá. No sucederá otra vez; lo prometo.”

“Lo dejaré pasar esta ocasión.” Dijo el señor Gokai con una pícara sonrisa, “Yo también fui joven y aún recuerdo hacer cosas así con tu madre. Sólo te pediré que eviten besarse aquí de ahora en adelante hijo, el dojo merece respeto.”

Confundido por el cambio de actitud de su padre, Carlos asintió y se retiró en silencio .

Makoto salió del cuarto de baño vestida con su ropa normal. Le había pedido permiso de bañarse a la señora Gokai para quitarse el sudor y también para calmarse, “Espero que tu padre no se haya molestado.” Comentó cuando se encontró a Carlos en el pasillo.

“En realidad sólo me pidió que no nos besemos de nuevo en el dojo.” Respondió él.

“Creo que será mejor hacerle caso.” Dijo ella, dejando el paso libre a Carlos, que también quería bañarse.

Poco después, Makoto disfrutaba la vista del jardín cuando sonó su celular. La persona que llamaba era Minako, “No te preocupes, prometo estar allí ¡Nos veremos!” Dijo luego de una breve charla.

Carlos entró a la sala y se sentó junto a Makoto. La joven lo miraba pensativa, “Carlos, ¿me acompañarías a un concurso de baile? Es en el centro comercial Tokio.”

“Seguro, ¿cuándo es?”

Makoto se puso de pie, “Hoy. A la una en punto. ¿Crees que podamos llegar a tiempo?”

“No lo sé.” Contestó él, “Pero hay algo que podemos hacer para llegar a la hora, sígueme.”

Makoto y Carlos, luego de avisarle a la señora Gokai que saldrían, llegaron a la cochera de la casa. Carlos se mostró bastante animado mientras quitaba una lona gris que cubría algo que Makoto descubrió era una motocicleta de gran motor y con asiento doble, todo en color negro, “¿Cómo es que no me habías dicho que tenías una?” Preguntó ella.

“La recogí ayer por la tarde.” Explicó él, “¡Es una Road Star Midnight! ¿No es genial?”

“Supongo que lo es. Pero, ¿cómo la pagaste? ¿Qué no son muy caras?”

“Tenía algo de dinero ahorrado. Casi todo de premios al primer lugar en competencias de artes marciales.”

“¿Sabes manejarla?” Preguntó ella un poco insegura.

“No es la primera que tengo.” Respondió Carlos al tiempo que le alcanzaba a Makoto un casco, cuando ella lo tomó, él se puso otro, “Confía en mi linda, te llevaré bien.”

“Bueno...creo que será interesante, nunca me he subido a una de estas.” Comentó ella luego de sentarse detrás de él, agradecida de haber decidido ponerse sus pantalones de mezclilla ese día, pues le habría dado pena subirse a una motocicleta llevando falda.

“¡Adelante!” Exclamó Carlos, echando a andar la moto.

***

Minako estaba nerviosa, ninguna de sus amigas llegaba y les había dicho por teléfono el lugar en donde estaría. Claro, con tanta gente sería difícil verlas, pero no entraría al centro comercial hasta que al menos una de ellas llegara. Justo cuando comenzaba a pensar que ninguna de las chicas iría, logró divisar a Usagi caminando entre el mar de gente a su alrededor. “¡Usagi!¡Por aquí!”

Usagi, Mamoru y Shingo se abrieron paso entre la multitud y lograron llegar hasta Minako. Mientras las dos amigas se saludaban, Wakagi se acercó a Mamoru, “Es bueno verte de nuevo.” Dijo el detective.

“Hola, me alegra ver que ya estás restablecido.” Respondió Mamoru.

“Gracias a ti, espero poder pagarte el favor algún día.”

Mamoru sólo sonrió, “No tienes que pagarme nada.”

“Yo siempre pago mis deudas, sean del tipo que sean.”

Mamoru estaba por responder, pero Minako les avisó que los demás habían llegado. El detective miró hacia su izquierda y se encontró con Makoto, la chica que ya conocía. Ella venía acompañada por un muchacho de cabello castaño. Otra joven, que escuchó se llamaba Rei, caminaba junto a un muchacho que Wakagi identificó como el heredero de la familia Hikazan. Las presentaciones fueron rápidas, pues Minako ya tenía el tiempo encima y sin más, el grupo entró al centro comercial.

Usagi caminaba junto a Mamoru y de cuando en cuando miraba a Wakagi, a Carlos y a Keigo; le parecía bastante bien que al fin sus amigas conocieran a alguien; claro, también cuidaba a su hermano, que la seguía unos pasos atrás, ocupado mientras acomodaba una buena dotación de latas de Jumperade que consiguió gratis en su mochila.

“¿Estás contenta?” Preguntó Mamoru al posar su brazo sobre los hombros de Usagi.

“Mucho.” Dijo ella, “Ya necesitaba un día como este luego de todo lo que nos ha pasado.”

“Puedo entender a qué te refieres.” Respondió él, reafirmando su abrazo.

Minako caminaba delante del grupo, satisfecha al haber visto que Wakagi se llevaba bien con sus amigas y con los otros muchachos. Sin embargo, lamentaba un poco que Ami no hubiera podido salir de la biblioteca para unirse a ella y a las demás, pero no perdía la esperanza de que su amiga pudiera llegar más tarde.

Makoto estaba de buen humor. Se había sentido algo nerviosa por tener que presentarle a Carlos a las demás, pero luego de ver que su novio hacía buena amistad con sus amigas, se había calmado por completo.

Rei, por su parte, estaba tranquila. Keigo se había comportado amigable y no tuvo problemas para encajar con el resto del grupo, lo cual a Rei le parecía excelente.

“Tenemos que ir al segundo piso.” Anunció Minako, “Síganme.”

“Si no te molesta, iré por una lata de Jumperade.”

“Espera, hay mucha gente y no quiero que te alejes demasiado. Escuché rumores de que una banda de Yakuza fue vista cerca del centro comercial, tal vez decidan entrar y molestar durante el concurso.”  Respondió Naru, “Podría ser peligroso, iremos juntas más tarde.”

Naruru no contestó, ¿qué tenía de malo salir sola a tomar una lata gratis de Jumperade?

“¿Dónde estará Minako? El concurso ya está por comenzar.” Comentó Sara observando la entrada de Coin Land, “Prometió estar aquí a las doce, ¡pero ya se retrasó casi una hora!”

“Minako llegará. Ella no es del tipo de personas que rompe sus promesas.” Aseguró Naru.

“Eso espero.” Sara guardó silencio un minuto y entonces miró a Naru, “¿Cómo estás?”

“Un poco nerviosa.” Admitió Naru, arreglando la camisa verde que llevaba sobre su playera blanca, “Pero puedo manejarlo. Las clases en su escuela y lo que me ha enseñado para manejar mi guante de poder han hecho que tenga más confianza en mí misma.”

“Me da gusto.” Dijo Sara, “En realidad has crecido mucho en poco tiempo Naru.”

“¡Hermana!” Avisó Naruru apuntando a un grupo de personas, “¡Minako ya está aquí!”

“¿Pero qué hacen esos dos aquí?” Dijo Sara extrañada de ver a Carlos y a Keigo.

“Carlos es novio de Makoto, ¿recuerda? Y Keigo nos contó que es prometido de Rei, la chica que va a su lado. El muchacho de cabello gris es Wakagi, Minako me habló de él. Ella es mi amiga Usagi y su novio Mamoru. El más joven es Shingo, hermano de Usagi.”

Minako, que caminaba junto a Wakagi en el centro del grupo, no tardó en encontrar a Sara y a Naru, y hacia ellas dirigió a los demás, “¡Naru, maestra Sara!” Saludó, “¡Ya llegué!”

“Y justo a tiempo, la competencia está por comenzar.” Respondió Sara que de inmediato llevó a Naru y a Minako a la fila cerca de la pista de baile. “Las dos deberán ir a tomar un papel de la caja que está en esa mesa, el número en el papel será su número de participante.”

Mientras Minako y Naru hacían eso, el resto del grupo aprovechó para hablar un poco. Usagi comenzó una conversación con Naruru, quien estaba bastante emocionada con la idea de que su hermana pudiera ganar. Shingo, que había permanecido relativamente normal, se puso muy nervioso en cuanto Naruru se acercó, al grado de retroceder unos pasos hasta chocar contra la espalda de Mamoru, quien conversaba con Wakagi.

“¿Sucede algo?” Preguntó Mamoru.

“¿Necesitas ayuda?” Agregó Wakagi.

Los dos muchachos siguieron la mirada de Shingo y entendieron qué le pasaba al hermano menor de Usagi.

“¿Te gusta la hermana de Naru?” Quiso saber el joven Chiiba.

Shingo tuvo que asentir, estaba sufriendo un sonrojo fenomenal.

“¿Por qué no le hablas?” Preguntó Mamoru, “Ya la conoces, debería ser fácil para ti.”

“.Pero ella no me hará caso.” Dijo Shingo aún muy nervioso, “He tratado de hacerlo en la escuela, pero como no estamos en la misma clase es difícil que me acerque.”

“Hoy no están en la escuela.” Comentó Mamoru, “Si ella te gusta, no deberías quedarte callado o alguien más podría adelantarse. Naruru es una niña muy bonita.”

“¿Pero y si me dice que no le intereso?” Preguntó Shingo, “Me sentiría como un estúpido.”

“No tienes que declararte ahora mismo.” Aconsejó Wakagi, “Sé su amigo primero.”

“Es verdad.” Agregó Mamoru, “Así podrás saber si puedes seguir adelante.”

Shingo no parecía muy seguro.

“Invítale una bebida.” Sugirió Mamoru, “Es una buena forma de iniciar una conversación.”

Shingo sacó un par de latas de Jumperade, miró a Mamoru y a Wakagi y finalmente, reunió el valor para acercarse a Naruru. Poco después, Usagi regresó con Mamoru pues su hermano había acaparado la plática por completo. “¿Sabes amor?” Le dijo a Mamoru al oído, “Creo que a Shingo le gusta Naruru.”

“Sí, eso parece.” Respondió Mamoru.

“¡Oigan, ya va a comenzar!” Anunció Sara, “¡Acérquense!”

“¡ATENCIÓN!” Llamó el anunciador, “La primera parte del concurso será por bloques. Cada bloque tendrá diez concursantes. ¡Buena suerte a los cuarenta de ustedes!”

“¿Qué número tienes Naru?” Preguntó Minako ignorando de momento al anunciador.

“Cuarenta.” Respondió la chica Osaka, “¿Y tú?”

“El tres.” Dijo Minako, “Mira, no nos enfrentaremos hasta las finales. Si es que llegamos.”

“Cierto.” Respondió Naru, “En ese caso, prometamos que no perderemos hasta entonces.”

“¡Prometido!” Exclamó Minako estrechando la mano de la joven Osaka.

“¡ESCUCHEN!” Gritó el anunciador, “¡Los participantes del bloque uno! ¡A la pista!”

“Bien, allá voy.” Comentó Minako dirigiéndose a la pista, “Veremos qué pasa.”

“¡Suerte Mina!” Gritaron Usagi, Wakagi y el resto del grupo desde el barandal que limitaba la pista de baile, “Tú puedes ganar esta ronda, ¡Ánimo!”

Minako tomó su lugar en donde le correspondía. Esto era algo diferente a lo que esperaba, ya que pensaba que tendría que bailar en una máquina común con flechas en el piso y pantalla al frente. En su lugar, estaba dentro de un rectángulo de tal vez metro y medio por lado delimitado en cada extremo por un pequeño poste, de uno de los postes colgaban dos pares de muñequeras algo raros. Afortunadamente, en el suelo estaban las familiares marcas de dirección a las que Minako estaba acostumbrada.

“A su derecha hay un juego de muñequeras y tobilleras ¡Pónganselas!” Gritó el anunciador.

Minako obedeció al igual que los otros concursantes. Temía que los accesorios fueran pesados, pero se equivocó, pues tobilleras y muñequeras eran muy cómodas. Eso la tranquilizó, no le estorbarían al bailar y podría concentrarse.

El anunciador continuó, “Los postes crearán un holograma que les indicará dónde deben pisar al ritmo de la música, ¡pero no se limiten a eso! ¡Los jueces darán puntos extras por hacer buenos pasos de baile! ¡Las muñequeras y tobilleras nos permitirán evaluar mejor sus habilidades! ¡Recuerden: solo uno pasará cada ronda!”

“Esto va a ser interesante.” Pensó Minako mientras sonreía ante este nuevo reto.

“¿Listos?” Preguntó el anunciador, “¡A BAILAR!”

La música comenzó y Minako no tuvo problemas para seguir todas las indicaciones que aparecían en el holograma y pudo seguir de manera perfecta el ritmo de la canción, titulada ‘Chemical Love’ que era una rápida mezcla electrónica. Pronto, Minako se había convertido en el centro de atención. No había fallado ningún paso y sus movimientos eran espectaculares, nadie en su bloque podía compararse con ella.

“¡Minako está increíble hoy!” Exclamó Makoto, “¡No creí que pudiera bailar tan bien!”

“Ni yo.” Admitió Rei, “Esas clases sí le sirvieron bastante.”

“!Adelante Minako! ¡Tu puedes ganarles a todos!” Gritó Usagi.

Cuando Minako vio en el holograma el aviso de que la música estaba por terminar, se decidió a impresionar a los jueces desde el principio y terminó su ronda con una serie de pasos que le ganaron una gran ovación.

“¡FANTÁSTICO!” Gritó el anunciador, “¡Todos han bailado excelente! ¡Pero sólo una persona pasará de ronda...¡la participante número tres! ¡Minako Aino, con noventa puntos!”

Brincando y con un grito de emoción, Minako festejó haciendo la señal de la victoria hacia la cámara. Entre aplausos y vivas del público, la joven regresó con sus amigas. La reacción de las chicas fue fácil de predecir, todas abrazaron y felicitaron a Minako; incluidas Sara y Naru. Pero ninguna superó la efusividad de Wakagi.

“¡Bravo Princesa!” Exclamó Wakagi levantando en brazos a Minako, lo que la hizo reír un poco, “¡Sabía que podrías ganar esta ronda con facilidad!”

“¡Estuviste genial!” La felicitó Usagi, detrás de ellas, en las pantallas gigantes, aparecía la imagen de Minako haciendo la señal de la victoria, “¡Los barriste a todos!”

“¡Eso fue muy impresionante Minako! ¡Felicidades!” Dijo Naru mientras le tomaba las manos con un apretón, “¡Fue un gran comienzo, tienes el puntaje más alto!”

“¡Gracias!” Respondió Minako luego de la avalancha de felicitaciones, “Al principio pensé que no podría usar el sistema del concurso, con esos aparatos, ¡pero en realidad fue muy fácil! Naru, te aseguro que no tendrás problemas.”

Luego de felicitar a Minako, Sara le hizo una seña a Carlos y a Keigo y los llevó fuera de Coin Land. Los tres guardianes dejaron atrás a Naru para permitirle observar el concurso.

“¿Qué sucede?” Preguntó Carlos, “Makoto podría sospechar si nos ve mucho tiempo juntos. Recuerda que se supone que tú y yo no nos conocemos muy bien y que a Carlos nunca lo habíamos visto antes de hoy.”

“Tranquilo Carlos. Seré breve. Escuchen con atención, creo que hay parásitos en este centro comercial.” Explicó Sara, “Búsquenlos y destrúyanlos.”

“¿No vendrás con nosotros?” Preguntó el joven Gokai.

“No puedo. Debo darle a Naru algunos consejos.” Respondió Sara, que entonces se puso las manos en la cintura, “Y no quiero que sus novias se pongan celosas por mi culpa.”

“Pero...Rei no es mi novia.” Murmuró Keigo.

“De cualquier modo, será mejor que se apresuren a revisar.” Pidió Sara.

Keigo y Carlos obedecieron y no tardaron en encontrar un espejo muy sospechoso.

“Se ve raro.” Comentó Carlos, “Pero tal vez no hay nada allí dentro, ¿no crees?”

Keigo examinó el piso discretamente, “Al contrario, debajo del espejo está lleno de huevos de parásito. Parece que no están activos, probablemente alguien piensa usarlos después.”

“¿Estás seguro?” Preguntó el joven Gokai luego de darle un ligero puntapié a la estructura metálica que sostenía al enorme espejo, “Yo no siento nada extraño.”

“Pero yo estoy seguro de que están allí abajo.” Respondió Keigo.

“Bueno, al menos no están despiertos.” Dijo Carlos, “Me desharé de ellos ahora mismo.”

“¿Crees poder hacerlo sin llamar la atención?” Preguntó Keigo.

“Por supuesto.” Respondió Carlos, “Hazte a un lado por favor.”

Keigo se alejó dos pasos, “Adelante.”

Carlos apoyó su mano derecha en el frío metal de la estructura y dejó que una fuerte corriente eléctrica fluyera bajo el suelo. Cuando terminó, el espejo sólo estaba empañado en sus extremos y el piso un poco manchado, “Fue muy fácil.”

“Buen trabajo, acabaste a todos los parásitos.” Dijo Keigo mientras revisaba el suelo.

“¿Esperabas otra cosa?” Contestó Carlos mientras sonreía, “¿Qué tal si volvemos con las chicas? No quiero que Makoto y tu novia comiencen a sospechar de nosotros.”

“Rei no es mi novia.” Se quejó Keigo, “Pero tienes razón. Es mejor volver con ellas.”

Minako, Sara y Naru se mantenían atentas a la segunda ronda del concurso, “No entiendo por qué usan esta canción.” Comentó Minako al escuchar ‘Moon light party’.

“Yo tampoco.” Dijo Naru, “Está algo pasado de moda, ¿no es cierto?”

“En vez de preocuparse por eso, pongan atención a los otros participantes.” Aconsejó Sara.

Detrás de ellas tres, Mamoru y Usagi conversaban. Makoto y Rei hablaban con Carlos y Keigo, que habían regresado no hacía mucho y un poco más allá, Shingo y Naruru se entretenían observando el concurso.

“La segunda ronda ya va a terminar.” Dijo Wakagi mientras apoyaba su mano en el hombro de Minako, “¿Quién crees que sea el ganador?”

“Ese concursante tiene posibilidades.” Contestó ella señalando a un muchacho desgarbado.

“¡ESCUCHEN!” Gritó el anunciador, “El ganador de esta ronda es, ¡El número doce! ¡YOICHIRO KANO con ochenta y cinco puntos!”

El público aplaudió y el ganador, el chico desgarbado que señaló Minako, salió de la pista pero al pasar junto a ella, le dio un empujón que intentó hacer pasar por accidente.

“¡¿Qué haces?!” Exclamó Wakagi, a punto de ir tras del tipo, pero Minako lo detuvo.

“No vale la pena.” Dijo la joven Aino, “Además, no me hizo nada.”

“Cretino.” Murmuró Wakagi.

La tercera ronda fue ganada por una joven rubia de cabello corto llamada Mai Oikawa que logró hacer ochenta y nueve puntos con la canción ‘Here comes trouble’.

“Suerte.” Dijo Mai al pasar cerca de Naru, “La necesitarás, este nuevo sistema es difícil.”

“No la escuches.” Comentó Naruru, que se había separado de Shingo un momento para ir a apoyar a su hermana antes de que entrara a la pista de baile, “Sólo quiere ponerte nerviosa.”

“Pues no consiguió nada.” Respondió Naru, “¡Ya verás Naruru! Te prometo hacer incluso más puntos que Minako!”

“¡Así se habla hermana!” Dijo Naruru con entusiasmo, “¡Muéstrale a todos lo que sabes!”

Naru asintió con una sonrisa y se aproximó a la pista de baile, “Claro que lo haré.”

“¡Oye Naru!” Llamó Minako, “¡Recuerda lo que prometimos, no vayas a perder!”

“No te preocupes.” Respondió Naru, “Nadie me ganará en esta ronda.”

Carlos, Sara y Keigo le gritaron a Naru muestras de apoyo, especialmente Sara.

“¿Listos?” Preguntó el anunciador, “¡A BAILAR!”

La música comenzó. En esta ocasión, la canción fue una de ritmo suave y bailable llamada ‘Frida’. Naru, al igual que Minako, no tuvo problemas para adaptarse al sistema usado en el concurso, y no tardó en opacar a los demás concursantes de su grupo. Entre los gritos del público, Naru distinguió la voz de su hermana menor y decidió no defraudarla, así que aprovechó que la canción entró a su etapa final para usar un par de movimientos que había estado guardando. Con ese final, Naru hizo enloquecer al público justo en la forma en que Minako lo había hecho antes. 

“¡EXCELENTE!” Gritó el anunciador, “El ganador de esta ronda es...¡La número cuarenta! ¡NARU OSAKA! ¡Con NOVENTA Y DOS puntos! ¡El puntaje más alto hasta ahora!”

Naru gritó de emoción y, entre aplausos del público, regresó con sus amigas.

“¡Te luciste Naru!”  Exclamó Usagi abrazando a su amiga, “¡Felicidades!”

“Un desempeño excelente.” Dijo Sara con una sonrisa, “¡Bravo!”

“¡Estuviste increíble Naru!” La felicitó Minako, “¡Y las dos pasamos a la segunda parte del concurso!, ¿No es genial?”

“¡Sí lo es!” Respondió Naru, “Ahora deberemos esforzarnos más, ¿de acuerdo?”

“¡De acuerdo!” Exclamó Minako.

Luego de media hora de descanso, el anunciador llamó a Minako y Yoichiro para el primer duelo de la segunda ronda. Minako estaba tranquila, pero Yoichiro parecía seguro de ganar.

“Buena suerte, princesa.” Dijo Wakagi antes de que Minako entrara a la pista, “Te estaré apoyando todo el tiempo.”

Ella sonrió y le dio un beso en la mejilla, “Gracias, creo que lo necesitaré contra él.”

En medio de gritos de apoyo de sus amigas y los muchachos, Minako entró de nuevo a la pista de baile. Yoichiro ya estaba allí.

“Vas a perder.” Le dijo a Minako y brincó en su lugar, justo junto a ella.

“Vaya,  te deseo suerte también.” Comentó Minako en un tono sarcástico.

“Atención semifinalistas!” Exclamó el anunciador, “¡A BAILAR!”

La música comenzó de inmediato. En esta ocasión era estilo dance con un ritmo un poco rápido y mucho más complicado que las canciones anteriores. El nombre de la canción era Hello! Kitty-N y Minako la recordaba como una de las más populares del año pasado.

Para Minako, la segunda ronda estaba siendo más difícil de lo que había esperado. Su adversario estaba bailando mejor que antes. Sus pasos ahora eran bastante complejos y no había fallado en nada. A pesar de eso, la joven Aino se mantenía a buen nivel. Tampoco había perdido ningún paso, pero necesitaba mejorar sus movimientos para poder ganar. Entonces, se le ocurrió una excelente idea. Minako sonrió y luego de un giro que enlazó con su siguiente movimiento, comenzó a realizar una de las rutinas que había aprendido en la escuela de talento. Su idea funcionó, pues el resto el público, que fuera de su grupo había comenzado a apoyar a Yoichiro, volcó de nuevo su apoyo hacia ella. El adversario de Minako no reaccionó muy bien a esto y trató de hacerla perder el equilibrio extendiendo sus brazos de repente, pero la joven Aino sólo dio un pequeño salto atrás que combinó con otro movimiento de la rutina y logró esquivar a Yoichiro, que sólo consiguió perder un paso y por lo tanto puntos, y la canción ya estaba por terminar.

“¡No dejaré que ganes!” Gritó Yoichiro y trató de golpear a Minako, pero ella se hizo a un lado y eso causó que Yoichiro se cayera. Antes que pudiera levantarse, la canción terminó.

“¡Maldita sea!” Gritó Yoichiro, “¡No vale, hiciste trampa!”

“Eres bueno para esto.” Comentó Minako, “Lástima que no sepas competir honestamente.”

Yoichiro gruñó y se quedó sentado, no podía aceptar que le habían ganado tan fácil.

“¡AINO MINAKO gana con NOVENTA Y TRES PUNTOS!” Gritó el anunciador, “¡Ella es nuestra primer finalista!” El publico rugió al escuchar eso.

Mina ignoró los insultos de Yoichiro, se limpió el sudor y salió de la pista. Una vez fuera, sus amigas la recibieron entre aplausos y felicitaciones.

“¡Sabía que lo lograrías Mina!” Gritó Wakagi, que estaba tan emocionado que parecía que comenzaría a saltar por toda Coin Land en cualquier momento.

“¡Eso fue Genial Minako!” Exclamó Makoto, “¡Totalmente impresionante!”

“No sólo eso, ¡le diste una buena lección a ese estúpido!” Comentó Rei, “¡Bien hecho!”

“¡Estuviste fenomenal Minako!” Le felicitó Usagi, “¡Mucho mejor que antes!”

“¡Noventa y tres puntos! ¡Felicidades!” Dijo Mamoru, “¡Es el mejor puntaje hasta ahora!”

“Retírate.” Pidió Mai parándose junto a Naru, “Así no pasarás la vergüenza de perder.”

Naru le sonrió, “Creo que eso sería tonto. Yo no voy a perder contra ti.”

Mai le hizo un gesto a Naru, “Ya veremos quien es la que se va cuando la canción acabe.”

“No deberías hablarle a mi hermana de esa forma.” Intervino Naruru.

“Es verdad, Naru va a ganarte.” Agregó Shingo, quien no se había separado de Naruru durante casi todo el concurso, “Puedes contar con eso.”

“No hablé contigo.” Le dijo Mai a Shingo, “Ojalá no lloren cuando Naru pierda.”

Naru se colocó entre su hermana y Mai para evitar que la discusión empeorara. Mai iba a decir algo, pero Minako y las chicas se acercaron, lo que previno que algo peor se desatara.

“Bah. No importa, veremos quién es mejor en la pista.” Dijo Mai y regresó con sus amigas.

“¡Qué muchacha tan grosera!” Suspiró Usagi.

“Es muy bajo hostigar al rival de esa manera.” Agregó Makoto.

“¡Dale una lección a esa pesada!” Exclamó Minako, “Sí se la merece.”

“¡Y no te olvides de sacar el mejor puntaje hermana!” Exclamó Naruru.

“¡Mai y Naru, entren a la pista!” Llamó el anunciador, “¡Recuerden que el ganador de esta eliminatoria irá a la final a enfrentarse con la primera finalista: ¡Minako Aino!”

Tomando su lugar y acomodándose los accesorios, Naru se concentró mientras esperaba que comenzara la canción. A su lado, parecía que Mai ya estaba lista.

“¡A BAILAR!” Gritó el anunciador y la música comenzó. La canción utilizada fue ‘Transforme’ que tenía un ritmo lento y complicado. Al igual que la anterior eliminación, la dificultad había aumentado. A pesar de eso, Naru no había perdido ningún paso y sus movimientos la mantenían al parejo de Mai. Pero a la mitad de la canción, Mai comenzó a usar movimientos de Naru, Minako y de otros participantes, sólo cambiándolos un poco.

“¡Oigan! ¡Eso es trampa!” Gritó Minako, “¡Ella está copiando movimientos!”

Aunque Mai hacía trampa, el público la apoyaba más, lo que indicaba que estaba bailando mejor ¡y usando movimientos copiados! Naru sabía que perdería si no hacía nada. De pronto, tuvo una idea; ¡haría como Minako y usaría una rutina de la escuela de talento!

“¿Qué haces?” Exclamó Mai al notar el súbito cambio en los movimientos de Naru.

La joven Osaka no contestó y se concentró en combinar el movimiento que estaba terminando con el primero de la rutina que planeaba utilizar. La respuesta del público mostró que lo hizo bastante bien. Mai mientras tanto, se distrajo y falló un par de pasos, lo que le costó una gran cantidad de puntos.

“¡No es justo!” Gritó Mai, justo en ese momento la canción terminaba y Naru, que había cerrado su rutina de manera perfecta, recibía una lluvia de aplausos.

“No debiste robar los pasos de otros.” Dijo Naru, “Sabes bailar bien, no lo necesitabas.”

“Quizá tienes razón.” Aceptó Mai, “En fin. Buena suerte en la finales.”

La joven Osaka sonrió y le agradeció a Mai. En ese preciso momento, el anunciador declaró al ganador de la segunda eliminatoria, “¡NARU OSAKA; Con NOVENTA Y TRES PUNTOS! ¡Increíble! ¡Tenemos un empate entre las dos finalistas!

Naru regresó al grupo en medio de la ovación del público que ahora sólo esperaba una final llena de emoción. “¡Bravo hermana!” Gritó Naruru abrazando a su hermana, “¡Lo hiciste!”

“¡Eso fue fantástico Naru.” Exclamó Usagi, uniéndose a las felicitaciones.

“Excelente.” Dijo Sara, “No esperaba menos de ti, ¡Felicidades Naru!”

“¡Bailaste muy bien!” Dijo Minako con una gran sonrisa, “Me alegra mucho que mi rival en las finales seas tú Naru.”

La joven Osaka también sonrió, “Gracias, yo pienso lo mismo.”

“Será muy interesante.” Contestó Minako, “Escuché que nos darán media hora libre, creo que tienen que arreglar la pista. Te aconsejo que descanses, al menos yo sí lo haré.”

“Es un buen consejo.” Dijo Naru, “No podré competir contigo si no recupero energías.”

Minako rió en voz baja, “No pienses en eso ahora y trata de reposar un rato, ¿sí?”

“Sí, está bien.” Contestó Naru.

“Bebe algo también.” Dijo Minako, que sonrió de nuevo y regresó con Wakagi y las chicas.

“¿Cómo está Naru?” Preguntó Usagi, “No se siente mal, ¿verdad?”

“Sólo está un poco cansada.” Respondió Minako, “Pero sé que se repondrá para la final.”

Mientras Usagi y Minako hablaban, Sara se llevó a Carlos y a Keigo para hablar con ellos; los tres acordaron encontrarse de nuevo esa noche para patrullar la ciudad, pues Sara estaba segura que la actividad de los parásitos se había incrementado.

“¿Qué pasa con ustedes chicas? ¿Porqué dejan que les quiten a sus novios?” Comentó Minako en plan de broma luego de acercarse a sus dos amigas, “Ya sé que la maestra Sara es mayor y de seguro Naru los cuida por ustedes, ¡pero no se confíen!”

Makoto rió un poco y Rei le aclaró por décima novena ocasión a Minako que Keigo no era su novio, sin mucho éxito, claro.

“¿Cómo te sientes para la final?” Preguntó Wakagi cuando Minako se acercó a él.

“¡Bastante bien!” Exclamó ella, “¡Esto será grandioso!”

----------------------------------------------------------------------------------------------------

La historia continuará en el capítulo trece, en dónde veremos quién gana el concurso de baile, ¿será Minako, o ganará Naru?, ¿Podrá Usagi visitar a Setsuna?, ¿Y por qué Ami no fue a apoyar a Minako? Las respuestas a estas preguntas estarán en el próximo capítulo, que concluirá con las dos partes de ‘La calma antes de la tormenta’.

¿Tienes comentarios? Si es así, puedes enviarlos a este correo:

facer_dr@hotmail.com

Notas:

Todas las canciones nombradas durante el concurso forman parte de los soundtracks de los juegos de Bust a Move; son bastante buenas, escúchenlas si tienen oportunidad.

La moto de Carlos es un modelo fabricado por Yamaha, una fotografía puede verse en esta dirección:

http://www.yamaha-motor.com/products/UnitImage.asp?lid=2&lc=mcy&cid=4&mid=17&iid=4510

Contestaré también una duda que me han enviado sobre la edad de las chicas y de mis personajes. Esto es más que nada para aclarar el asunto sobre Hotaru y su romance con Sarnath, que parece ha causado algo de controversia:

Cuando investigué para escribir esta historia, tomé como 16 años la edad de las chicas al final del manga. Como Ecos de otras vidas toma lugar un año y medio después que el manga termina, la edad de las chicas quedaría así:

Usagi, Minako, Ami, Rei, Makoto y Naru tienen poco más de 17 años durante el fanfic.

Setsuna tendría 23 años.

Mamoru, Haruka y Michiru 22 años.

Hotaru tenía 14 años al final del manga. En Ecos de otras vidas tiene casi 16.

Wakagi fue rejuvenecido para esta historia de los 30 a los 22 años.

La edad de mis personajes sería la siguiente:

Carlos tiene casi 18 años.

Keigo tiene 21 años.

Kuro tiene 20 años y su hermana Misao tiene 18.

Sara tiene 23 años.

Sobre Sarnath sólo puedo decir que su cuerpo actual tiene la apariencia de un muchacho de 19 años de edad.