Prólogo || Capítulo 1 || Capítulo 2

  Capítulo 3 || Capítulo 4 || Capítulo 5  

Capítulo 6 || Capítulo 7 || Capítulo 8

Capítulo 9 || Capítulo 10 || Capítulo 11

Capítulo 12 || Capítulo 13

 

Capítulo Dos.

Kernath

“¡Este lugar es fantástico!” Exclamó Makoto mirando a izquierda y derecha en el momento en que ella y sus amigas entraron al hotel.

“Y más grande por dentro de lo que pensaba.” Agregó Minako, “Tu mama dijo que nos esperaría para desayunar en el comedor, ¿no?"

“Sí, el área del restaurante está por allá.” Respondió Ami apuntando hacia la izquierda.

“¿Crees que ya esté allí?” Preguntó Rei.

“Bueno, la llamamos por teléfono antes de venir, y eso fue hace como una hora, yo creo que al menos ya se tomó un par de tazas de café y compró el periódico.” Contestó Ami.

“¡Vamos entonces!” Dijo Usagi, “¡Después de desayunar podremos darle una vuelta al hotel y luego iremos a las aguas termales!”

Para llegar al restaurante, las chicas siguieron a Ami, pues era la única que ya había estado en el hotel antes y conocía la ruta más corta. Mientras caminaban, Usagi y las demás se entretenían observando la decoración clásica en los pasillos y los faroles de colores que colgaban de las esquinas de las enormes ventanas de piso a techo que había cada dos o tres metros en el corredor; el piso era todo de madera, igual que el recubrimiento de las paredes, y de las escaleras. Los altos techos se encargaban de mantener el ambiente fresco, pero cuando Makoto preguntó si el lugar no sería muy frío en invierno por esa causa, Rei le hizo notar las discretamente ocultas salidas de la calefacción colocadas regularmente en el techo.

Finalmente, luego de andar por casi diez minutos por el enorme hotel, las muchachas llegaron por fin al comedor y rápidamente ubicaron a la madre de Ami, que les esperaba en una mesa junto a una ventana con vista directa a las montañas. La mujer se entretenía leyendo un diario y tomando café, tal como Ami había dicho antes.

“Allá está tú mamá.” Anunció Usagi, “¿Sabes? Esta es la primera vez que la veo vistiendo algo tan... ¿casual?”

Ami miró a Usagi como si no supiera de qué hablaba y luego rió un poco, “Supongo que siempre la habías visto con su bata de doctor o vestidos formales, ¿no?”

En ese momento, la madre de Ami notó a las muchachas y como si ellas no la hubieran visto, la mujer les indicó que se acercaran y pronto todas estaban sentadas en la mesa. La madre de Ami, que se sentía muy feliz de que su hija hubiera aceptado a venir con sus amigas a Hakone, no tardó en entablar una agradable conversación con todas las chicas, explicándoles cosas del volcán que estaba cerca, de las montañas y, sobre todo, del hotel; al parecer, la madre de Ami se había enamorado de las aguas termales y al hablar sobre ellas, sólo logró entusiasmar a Usagi, Makoto y Minako aún más. La conversación hubiera continuado, pero el mesero se acercó a tomar las órdenes y las interrumpió.

La conversación entre la madre de Ami y las muchachas se recuperó mientras comían, y luego del desayuno, la madre de Ami, haciendo honor a su título, les recomendó a las chicas unas cuantas cosas antes de dejarlas ir a bañarse. Ami se quedó atrás mientras sus amigas se disponían a pasar un rato caminando por los jardines del hotel, ya que su mamá estaba por regresar a Tokio y le pidió que esperara un momento.

“¿Qué sucede mamá?”

“Sólo quería saber si estarás bien, ¿estás segura de que no necesitas más dinero?” Le preguntó su madre.

“Estaré bien mamá, las muchachas y yo nos cuidaremos muy bien entre todas, te lo prometo; además, sólo estaremos aquí otro día.”

“Muy bien, pero recuerda que puedes llamarme por teléfono si sucede algo.”

“Claro que sí.” Dijo Ami, pero su madre pudo detectar que la joven quería decirle otra cosa.

“¿Qué te pasa hija?”

“Mamá... ¿puedo preguntar algo?”

“Claro que sí, ¿qué es?”

“¿En serio piensas salir con el doctor Tanoshii hoy por la noche?”

“Sí.” Respondió la madre de Ami. “Y creo que ya habíamos hablado de esto antes, Ami.”

“Mamá, el doctor Tanoshii es una buena persona, pero no me agrada para ti; no se parece en nada a mi papá.”

“Ami; el hecho de que vaya a cenar con un amigo no indica que me voy a casar con él; además el doctor Tanoshii te conoce desde bebé, ¿verdad?”

Ami bajó la mirada, “Sí mamá, y entiendo todo lo que dices, pero no me puedo acostumbrar a la idea.”

“Ami, ya he salido a cenas y eventos importantes antes, y nunca te quejaste.”

“Porque nunca ibas con una pareja, además, esta vez es distinto, no irás a un evento del hospital, esta vez será una reunión privada.”

“¿Eso es lo que te molesta entonces?” Preguntó la madre de Ami. “Pensé que confiabas más en mi.”

“¡Sí confío en ti!” Dijo Ami, “¿Pero por qué tienes que tener una cita?”

La mujer sonrió ligeramente y miró a su hija, “Ami; no es una cita, es sólo una reunión con un buen amigo; y si lo que te preocupa es que inicie una relación sentimental con Tanoshii, no debes preocuparte, a él lo veo más como un hermano que como un posible novio. Y a mi edad, ya no estoy para ese tipo de cosas.”

“Mamá, no estas vieja; no digas esas cosas.” Dijo Ami.

“Pues entonces no deberías de estar pensando que tu madre se va a enamorar de su mejor amigo sólo porque éste la llevó a cenar.” Reclamó la mamá de Ami, “Además, no cambiaría nuestra manera de vivir por nada.”

“¿Nuestra manera de vivir?¿De qué hablas?”

“Me he acostumbrado a vivir sólo las dos Ami, al principio pensé que no podría hacerlo, pero ahora no lo cambiaría; a pesar de que trabajo casi todo el día, mi única razón para hacerlo es que sé que al llegar a casa las dos podremos vernos y estar juntas al menos una hora.... y...”

“Mamá... yo...” Comenzó a decir Ami, que no esperaba esta confesión de su madre y no tenía idea de cómo responder, pero sabía que tenía que decir algo o su madre pronto cambiaría de tema, desafortunadamente, eso fue justo lo que sucedió.

“¡Mira nada más! ¡Te he tenido aquí casi media hora!” Exclamó la madre de Ami, “¡Será mejor que vayas a buscar a tus amigas!”

“Pero...”

“Además, tengo que recoger mis cosas de mi habitación y regresar a Tokio.” Dijo la mujer mientras se levantaba y se dirigía a la entrada del restaurante, su hija caminaba a unos pocos pasos detrás. “Tengo una reunión con el consejo del hospital, creo que sí te hablé de eso, ¿recuerdas?”

Ami asintió, “Sí, votarán para ver su aceptan patrocinar la nueva medicina de los laboratorios Kenkoutai.”

“Exacto; pero si quieres mi opinión, todos los miembros del consejo ya decidieron apoyar a Kenkoutai.”

Ami apresuró el paso para alcanzar a su madre, “¿Y tú como vas a votar? A favor o en contra de la nueva medicina?”

“Votaré a favor.” Contestó la mamá de Ami, “La medicina pasó con notas perfectas todas las pruebas a las que la sometimos en los últimos cuatro años; es un antibiótico como nunca antes se había visto. Y si quieres mi opinión, aún no entiendo cómo lo desarrollaron.”

“¿En serio?” Preguntó Ami, ahora esperando que su madre abriera la puerta de una de las habitaciones del hotel a la que habían llegado.

“En serio. Escuché que la idea básica para el antibiótico fue del hijo menor del dueño de los laboratorios, y lo increíble es que ese muchacho ahora habrá de tener unos diecinueve años, lo que indica que creó el antibiótico cuando tenía por lo menos catorce o trece.” Explicó la mujer mientras entraba a su habitación y recogía sus cosas.

“¿Catorce años? ¡Debe ser un joven increíble!” Dijo Ami.

“Supongo que sí.” Respondió su madre, “¿Te interesaría conocerlo? Podría arreglar una forma de que hables con él.”

“...”

“Supongo que no.” Dijo la mamá de Ami al interpretar su silencio, “Lástima, escuché que se acaba de mudar a Tokio para entrar a la universidad de medicina.”

“De todas formas, no podría hablar con él acerca de nada.” Contestó Ami, que ahora seguía a su madre camino a la recepción del hotel.

“De medicina.”

“¿Qué?”

“Podrían hablar de medicina.” Repitió la mujer, “Hasta podrías pedirle su método para estudiar, después de todo, se rumora que lo único que él necesita hacer para recibirse como médico es presentar los exámenes profesionales.”

“¿Bromeas?” Preguntó Ami.

“No.” Contestó su madre mientras firmaba un cheque que entregó a la recepcionista, “Ya sabes que no bromeo sobre cosas así.”

“Es increíble que solo le falte presentar los exámenes.” Dijo Ami, siguiendo a su madre hasta su auto.

“Lo que es increíble...” Dijo la madre de Ami, “Es que me estés siguiendo en vez de ir a buscar a tus amigas.”

En vez de responder, Ami sólo hizo una ligera mueca que indicaba que la habían pillado en su juego.

“Anda ya a buscar a Usagi y a las demás.” Le pidió su madre, apenas sin detenerse mientras metía su bolsa de viaje en la cajuela “Es de mala educación dejarlas solas, y no, no importa que te de pena entrar con ellas a las aguas termales; a fin de cuentas todas ustedes son chicas, recuerda eso.”

“Hhmmmmm....Pero....”

“Ami.” Dijo su madre dándole a su hija un beso en la frente, “Vete a buscar a tus amigas, diviértete un poco y llámame si hay problemas; ahora si me disculpas, se me hace tarde para la reunión.” Y así la mujer subió a su auto, se despidió de su hija y en pocos minutos se había alejado del hotel; dejando a Ami bastante pensativa, no era común que su madre hablara tanto en una sola sesión.

Ami desandó el camino y pronto estuvo dentro del hotel y, suponiendo que sus amigas aún estaban en los jardines, se dirigió a ese lugar, pero a la única que encontró fue a Rei, que estaba recargada en una barandilla que miraba hacia el resto del jardín.

“Te estaba esperando.” Mencionó Rei cuando Ami se acercó.

“¿Y las demás? ¿No me digas que ya están en las aguas termales?”

“¿En donde más podrían estar?” Respondió Rei.

“Peor aún no terminaban la digestión y puede ser peligroso, y...”

Rei levantó su mano para indicarle a Ami que se detuviera, “Ami, desde que salimos del restaurante han pasado casi dos horas; precisamente fue tu mamá quién nos dijo que con esperar una hora y media bastaba.”

“Sí, es cierto.” Reconoció Ami, “Pero pudieron haberme esperado.”

“No puedes culpar a las otras.” Dijo Rei, “Usagi Minako y Makoto se morían por bañarse, así que la única voluntaria para eso fui yo.”

“Tú tampoco quieres entrar a bañarte con ellas?”

Rei se encogió de hombros, “Me da igual, personalmente preferiría esperar a que anocheciera, pero lo mejor será entrar de una vez.” Y así, Rei tomó a Ami del brazo y la llevó directo a la entrada de las aguas termales.

“¿No podríamos mejor esperar aquí?” Suplicó Ami al entrar a los vestidores que antecedían el área donde se encontraban las aguas termales.

Rei terminó de sacarse su falda y su camisa antes de considerar lo que Ami había dicho, “No te entiendo, ¿para qué esperar aquí?”

Ami se había sentado en una de las butacas más cercanas a la puerta de salida y miraba con desconfianza hacia su amiga, “Rei, no puedo entrar allí.”

“¿Ah? ¿Y eso por qué?” Preguntó Rei, que ya había terminado de desnudarse y se había envuelto en una toalla.

“Bueno, ¡mírate!” Respondió Ami, “¿Cómo esperas que yo entre así a las aguas termales?”

Rei se miró a sí misma, “Ya entendí, te da pena, ¿no es cierto?”

“¡Claro que no!”

“Sí, ese es tu problema Ami.” Dijo Rei acercándose a Ami, “Te da vergüenza.”

“Bueno, tal vez un poco.”

“Pues no deberías de sentirte así.” Le dijo Rei mientras la tomaba de la mano y la obligaba a levantarse.

“Oye...¿qué haces?” Se quejó Ami cuando Rei comenzó a guiarla hacia la entrada a las aguas termales, pero se calmó cuando se detuvo frente a un espejo de cuerpo completo.

“Mírate bien.” Dijo Rei parándose a un lado de Ami y dando tiempo a su amiga a que se estudiara en el espejo, cuando estimo que había sido bastante, preguntó, “¿Qué es lo que ves?”

“Pues mi reflejo.” Respondió Ami.

“Exacto.” Contestó Rei, “Bien, ahora dime una cosa, que muestra ese reflejo?, ¿A una mujer o a un hombre?”

“¡Por supuesto que a una mujer!” Exclamó Ami algo ofendida.

“¿Entonces cuál es el problema?” Preguntó Rei, “Si eres una mujer como yo y las demás, entonces no hay razón para que te dé vergüenza y no puedas entrar.”

“Pero...”

“¿Pero qué?” Dijo Rei, “Lo que verás allá dentro no es nada que no hayas visto antes cuando te das un baño o en los vestidores de la escuela, y si no quieres que las demás te vean; siempre puedes entrar con una toalla y evitarte el problema; o puedes quedarte aquí sola y aburrirte como una piedra en medio del desierto.”

Ami volvió a mirarse en el espejo y analizó lo que dijo Rei, no sonaba tan mal, y ciertamente le vendría bien el relajarse un poco después de la conversación que había tenido con su madre, y si no había problema con que ella entrara con una toalla mientras se acostumbraba a la situación, seguramente podría arreglárselas.

“Está bien.” Dijo Ami, “Voy a entrar contigo.”

“Fantástico.” Contestó Rei mientras terminaba de doblar y meter su ropa dentro de su mochila, al terminar, se volvió y se encontró con Ami envuelta en una toalla. La pobre estaba algo sonrojada y jugaba nerviosamente con sus dedos.

“Tranquila.” Dijo Rei, “Mira, guarda tu ropa en tu maleta mientras yo me acomodo el cabello, que no quiero que se me moje; así tendrás más tiempo de calmarte.”

Ami asintió y obedeció a su amiga, que en el otro extremo del vestidor se esforzaba por envolver su cabello dentro de una toalla y así evitar que se mojara.

Dentro de las aguas termales, Usagi, Minako y Makoto se habían apoderado de una de las esquinas del fondo del manantial; desde allí las tres tenían una excelente vista de la entrada y podrían advertir la llegada de Rei y Ami. Las aguas termales eran, por cierto, todo lo que las tres esperaban y aún más; el manantial había sido arreglado en forma de rectángulo y como no era muy profundo, era fácil sentarse, estirar las piernas y permitir que el ligero calor del agua relajara los músculos de todo el cuerpo; alrededor de las aguas termales había rocas de diversos tamaños simulando pequeños acantilados, pequeños bonsáis, lámparas y discretamente escondidos, dos cajoneras, una para depositar toallas húmedas, y otro del que se podían tomar toallas secas, el lugar era en verdad bastante agradable.

“Ya son dos veces seguidas.” Exclamó Makoto abriendo los ojos, “Y esta vez Rei también se está tardando.”

“Bueno, no me extrañaría que estén todavía en el jardín, la vista es muy bonita.” Dijo Usagi estirando sus brazos, “Yo creo que ya no deben tardar.”

“De hecho, ya están aquí.” Anunció Minako. “Acaban de entrar.”

Rei y Ami saludaron desde la orilla del manantial y se dispusieron a entrar y unirse a sus amigas; Rei entró primero, complacida a notar que el agua sólo le llegaba hasta los muslos, se quitó la toalla que la envolvía y la enrolló bajó su brazo, después se encaminó hasta las demás, sentándose junto a Usagi.

Ami, por el contrario, dudó un par de segundos antes de entrar al agua, pero a diferencia de Rei, ella mantuvo la toalla alrededor de su cuerpo y avanzó hasta poder sentarse junto a Makoto; para su sorpresa, Ami notó que los otros dos grupos de mujeres que estaban en las aguas termales no se ocupaban de ella, lo cual le permitió sentirse menos presionada, pero aún así, no se quitó su toalla; algo que la tranquilizó más fue que sus amigas no mencionaron nada al respecto.

“¿No es grandioso poder estar todas aquí sin tener qué preocuparnos por nada?" Comentó Usagi.

“Sí.” Respondió Makoto, que luego añadió, “Qué van a hacer ustedes el resto de las vacaciones?”

“Yo me inscribí en un taller de canto y baile.” Anunció Minako, “¡Si quiero entrar bien al negocio del espectáculo, debo prepararme muy bien!”

“Pues ustedes ya sabían que yo estaré ocupada en las actividades de la biblioteca.” Dijo Ami.

“Pues yo aún no he decidido en nada.” Mencionó Rei, “Tal vez me dedique más al templo, he descuidado mucho mis deberes allí últimamente.”

“¿Entonces no tienes nada planeado, Rei?” Preguntó Usagi.

“No, nada.”

“¿Saben? Yo tampoco he planeado nada.” Dijo Makoto, “Pensaba tomar un curso de cocina, pero ya sabía de lo que se trataba, y el de jardinería era muy caro; así que me quedé sin nada que hacer...”

“¿Por qué no vas a un dojo?” Sugirió Usagi, “Hace una semana me dijiste que querías mejorar tus movimientos de judo.”

“Tal vez lo haga.” Contestó Makoto estirándose perezosamente, “¿Y qué hay de ti? ¿Tú qué has pensado hacer Usagi?”

“Salir con Mamoru.” Dijo Usagi, “Con los exámenes finales y los trabajos de fin de curso me ha quedado poco tiempo de verlo, he pensado en usar estas vacaciones para remediar eso.”

“¿Y él qué planes tiene?” Preguntó Rei, “No creo que Mamoru tenga planeado pasarse las vacaciones así nada más; eso no va con él.”

“Eso es cierto.” Dijo Minako, “¿Acaso no te dijo qué haría?”

“Sí me lo contó.” Dijo Usagi, “Por las mañanas, Mamoru va a ayudar con los cursos que dan a los alumnos que tratarán de entrar a su escuela.”

“Eso suena más como él.” Dijo Makoto. “¡Oye!¡Eso te deja las mañanas libres Usagi!, ¿Qué tal si te doy clases de cocina?”

“No sé... supongo que está bien, siempre y cuando no sean muy temprano.” Respondió Usagi.

“Sabía que dirías eso.” Dijo Makoto riendo.

Más tarde, las chicas, que ya habían abandonado las aguas termales y ahora estaban vistiéndose en los vestidores, intentaban ponerse de acuerdo sobre lo que podían hacer el resto del día, finalmente, y por acuerdo general, decidieron salir a caminar por el bosque que rodeaba la parte posterior del hotel y luego volver al mismo a comer y, aunque no se mencionó, Rei sabía que Usagi, Minako y Makoto estaban planeando entrar de nuevo a bañarse.

No muy lejos del hotel, se extendía una zona para acampar en la que tres familias se dedicaban a comer al aire libre, dos de las familias eran extranjeras, americanas para ser exactas, y estaban como huéspedes de la familia restante. En realidad, los tres jefes de la familia trabajaban para la misma compañía, la única diferencia era que dos de ellos vivían en un continente distinto. De cualquier forma, los tres hombres, a pesar de no haberse visto nunca antes, habían trabado amistad de inmediato, mientras sus esposas, en la misma situación, aún se mantenían recelosas, pero las tres podían sentir que eso no duraría mucho, acababan de descubrir que todas tenían ciertos intereses comunes y una conversación agradable asomaba entre ellas. Sólo había un niño allí, hijo de la familia anfitriona, que para evitar aburrirse, se dedicaba a observar las reacciones de una fila de hormigas mientras les arrojaba pequeñas piedritas. Siguiendo a las hormigas para encontrar el hormiguero, el niño se alejó del lugar donde estaban los adultos sin cuidarse de lo que había a su alrededor. Error fatal.

Una hora más tarde, los seis adultos buscaban afanosamente por las veredas cercanas a su campamento, pero sin ningún éxito, el niño no aparecía por ningún lado.

El primer matrimonio, una pareja rubia procedente de Chicago, se internó dentro de una hondonada medio escondida por las ramas extrañamente bajas de varios árboles y que se separaba del camino principal que venían recorriendo, la mujer había sugerido que tal vez el niño se había metido allí y que seguramente se había lastimado. La hondonada estaba oscura y muy húmeda, incluso había charcos llenos de agua lodosa, y además, estaba llena de mosquitos. El matrimonio estuvo de acuerdo en que era el lugar perfecto para que un niño se accidentara. Al llegar a la parte más profunda, la pareja se detuvo, claramente escucharon algo detrás de ellos; pensando que sería alguno de los otros dos matrimonios se dieron la vuelta, pero eso que vieron de pie frente a ellos no era humano. La pareja ni siquiera se movió cuando eso se acercó a ellos.

El segundo matrimonio, una pareja de color que había venido de Nueva York, se había dirigido hacia el este, por la vereda que conducía hasta la carretera más cercana; tal vez el chico había sido secuestrado por algún pervertido, había dicho el hombre a su esposa, y continuó explicando como uno ya no podía estar seguro en ningún lado. La pareja hubiera podido alcanzar tranquilamente la carretera, de no ser por el ruido de ramas quebrándose que escucharon hacia su izquierda, mirando alrededor, la mujer encontró un estrecho camino casi oculto por varios matorrales; era un camino estrecho para un adulto, reflexionó la mujer junto con su esposo, pero no para un niño. El ruido de ramas quebrándose se dejó escuchar de nuevo y eso bastó para motivar al matrimonio a entrar dentro del camino; a los pocos pasos se encontraron con que un gran árbol les cercaba el paso, desconcertados, los dos intentaron volver, pero algo se había colocado detrás de ellos y ahora les impedía regresar; ese algo movió las ramas de los helechos a su lado y las quebró al tiempo que imitaba lo que podría ser una risa burlona y antes de que cualquier reacción se abriera paso en la mente del matrimonio, ese algo caminó hacia ellos.

El tercer matrimonio, la pareja local, tomó el camino que regresaba al hotel; esta pareja era la más preocupada de las tres, era su hijo el que estaba perdido, y tal vez, lastimado en algún lugar y lo que era peor, estaba solo. El hombre estaba casi seguro de que su hijo había regresado al hotel a jugar, era lo más lógico; después de todo, este era el camino más grande de los que rodeaban la zona de campamento y en el que su hijo había estado jugando; no había razón para que estuviera en otro lado. El hotel ya no estaba lejos, tan sólo a unos doscientos pasos más, la mujer estaba al borde de un ataque, pero se mantenía firme, cuando encontrara a su hijo, lloraría, mientras, se concentraría sólo en encontrarlo; y entonces, su esposo se detuvo; al mirar adelante, la mujer se dio cuenta del por qué. Frente a ambos se erguía una cosa, y esa cosa tenía a su hijo, y su hijo no se movía; la pareja descubrió que ellos tampoco podían moverse, también descubrieron que la cosa los miraba fijamente mientras se acercaba con paso decidido hacia los dos. Después, no hubo nada.

“Este camino es muy difícil” Se quejó Minako mientras se esforzaba por zafar su mochila de la rama en que se había atorado, “Debimos seguir el camino que estaba directamente detrás del hotel.”

“Ya es tarde para quejarse.” Dijo Rei mientras ayudaba a Minako a soltarse. “Tal vez...”

“¿No escucharon llorar a alguien?” Interrumpió Usagi.

“Yo no escucho nada.” Contestó Makoto.

“Yo tampoco.” Agregó Ami.

“Pues yo sí.” Insistió Usagi, “El llanto viene de por allá.” Y apuntó hacia su izquierda.

“¿Quieres ir a investigar?” Preguntó Minako, que aún revisaba el daño sufrido por su mochila, “Tal vez no sea nada.”

“¿Y si alguien se ha perdido?” Dijo Usagi, “Podría necesitar nuestra ayuda.”

“Vayamos a ver entonces.” Instó Makoto.

“Seguro, no perdemos nada con hacerlo.” Dijo Rei. “Tú guía el camino Usagi.”

“¡Muy bien!, ¡Síganme!” Exclamó Usagi, adentrándose por una camino secundario que no se veía muy agradable.

Rei, que se había quedado hasta atrás, se frotó los brazos al entrar al sendero; era la misma sensación de la noche anterior, pero esta vez más fuerte y entre más se adentraban en el bosque, esa sensación aumentaba; mirando al frente, Rei se asombró de ver que sus amigas no parecían sentir nada distinto en el ambiente. Pensó en mencionarles el frío, ¿acaso no podían sentirlo? Y justo en cuanto estaba por hablar, Usagi se arrojó corriendo hacia una curva en el camino, y las demás las siguieron, incluida Rei, a quién todos sus instintos le indicaban que sería mejor no haber entrado a ese camino.

“¿Qué han encontrado?” Preguntó Rei unos pasos antes de alcanzar a sus amigas.

“Un niño.” Contestó Usagi, que ayudaba a Makoto a sacar a un pequeño de no más de ocho años de un agujero en el cual se había metido. El niño gimoteaba y, fuera de su llanto, no decía nada.

“¿Qué te ha pasado?” Preguntó Usagi al niño una vez que lo habían calmado y obligado a tomar un poco de agua.

“...”

“No parece tener muchas ganas de hablar.” Dijo Makoto, “¿Se habrá perdido?”

“Probablemente.” Opinó Minako.

“Al menos no está herido.” Dijo Ami, que acababa de revisar el cuerpo del pequeño, “Lo que si puedo decir es que este niño vio algo que lo asustó mucho.”

“¿Le pasó algo a tus papás?” Preguntó Rei mirando al jovencito directo a los ojos, “Si vamos a ayudarte, tendrás que decirnos; ¿por favor?”

El niño miró a Rei con atención, y de alguna forma, supo que ella se sentía como él, menos asustada, pero se sentía igual. “Mi mamá...y mi papá...”

Silencio.

“Puedes decirnos.” Le animó Rei, que al ver que el niño le había respondido a ella, se había puesto a cargo, “No te preocupes de nada, no nos reiremos de ti.”

El niño dudó unos momentos antes de continuar, “...Un monstruo del bosque...los atrapó...”

Las chicas no se sorprendieron, ya temían que algo como eso había sucedido.

“¿En qué parte del bosque pasó eso?” Preguntó Rei.

El niño se estremeció y lágrimas se deslizaron por sus mejillas, “...Por allá...” Murmuró apuntando hacia lo más profundo del sendero; y al mirar en esa dirección, Rei sintió que el frío se hacía más intenso.

“Alguien deberá quedarse con el niño.” Dijo Rei, “¿Y bien?, ¿Quién será?”

“Ami debería quedarse aquí.” Opinó Minako, “Ella es la que mejor sabría como ayudarlo si se desmaya o le da un ataque de nervios o algo así.”

“Estoy de acuerdo.” Dijo Makoto.

“Y yo también pienso lo mismo.” Agregó Usagi, “Ami, ¿no te molestará quedarte un momento con él mientras nosotras vamos a ver de qué se trata todo esto?”

Ami se sentó junto al pequeño y miró a las demás, “No hay problema, yo me quedaré aquí, pero manténganse en contacto.”

“Lo haremos.” Le aseguró Minako.

Fue sólo cuando Ami vio a sus amigas desaparecer entre los matorrales que la sensación que había estado atormentando a Rei apareció en ella y le hizo temblar ligeramente. “Tengan cuidado.” Pensó Ami mientras pasaba su brazo sobre los hombros del niño.

“Se ha puesto frío de repente.” Dijo Usagi.

“Sí.” Contestó Minako, “Es muy extraño.”

“Debe ser por la humedad del bosque.” Comentó Makoto, aunque su voz no mostraba que estuviera muy segura de su propia afirmación.

“No es la humedad.” Dijo Rei, “Yo he sentido esto desde antes que encontramos al niño; tal vez sea el propio bosque; pero no lo creo.”

“Es la misma sensación de ayer por la noche, ¿verdad Rei?.” Recordó Usagi. “Sólo que más fuerte.”

Rei asintió.

“Deténganse y no se muevan.” Susurró Minako que se había ocultado detrás de un árbol.

“¿Qué pasa?” Preguntó Makoto, también en voz baja.

Minako no contestó, pero señaló a un claro que se abría unos cuantos pasos adelante. En el claro, se erguía una criatura de aspecto vagamente humano, de piel muy pálida y brillante, surcada por protuberancias que asemejaban tubos debajo de su piel y de todas sus articulaciones surgían ligamentos que palpitaban; a la altura de la cadera, y sostenida por un cinturón negro, una media túnica carmesí lo cubría hasta media pierna; los brazos del ser, delgados más allá de lo posible terminaban en unas manazas que daban miedo, con dedos y uñas extremadamente largos; la criatura exhibía a la mitad de su cráneo un manojo de gruesos cabellos que se revolvían con vida propia, como pequeñas lombrices; pero lo peor era su rostro, que se mostraba sobre un cuello corto y grueso, rodeado de esas horribles protuberancias similares a tubos; en ese rostro gris y pálido, sin boca ni nariz y surcado por largas cicatrices, lo más terrible eran los dos pozos que hacían de ojos, se abrían como cavernas en las que no podía existir la luz.

“¿Qué diablos es eso?” Exclamó Usagi al tiempo que se ocultaba junto a Minako.

“No importa lo que sea.” Dijo Rei, “Miren lo que tiene a sus pies.”

“Son seis personas.” Observó Minako, “Cuatro parecen extranjeras.”

“De veras que es horrible.” Dijo Makoto. “Me revuelve el estomago sólo mirarlo.

“Concéntrate sólo en las personas que tiene allí.” Le aconsejó Rei, “No importa lo feo que sea, debemos acabar con él.”

“Rei tiene razón.” Admitió Minako, “Tenemos que enfrentarlo.”

El ser, dotado de sentidos bastante agudos, percibió de inmediato el incremento de energía en las cercanías y, visiblemente inquieto, se apresuró a poner a los cuerpos entre él y la abertura del sendero, sabía que pronto alguien entraría por allí, alguien con un poder que durante un segundo, antes de estabilizarse, alcanzó niveles muy preocupantes, ¿podrían ser ellos? Deseaba que no fuera así, no le parecía agradable morir de nuevo tan pronto, pero en lugar de lo que esperaba, una voz femenina lo llamó desde lo alto de un árbol, allá arriba, cuatro figuras le miraban inquisidoramente.

“¿Guardianes?” Preguntó el ser con una voz rasposa y tan humana como el ladrido de un perro, “¡No es posible! ¡Ellos están muertos!”

Las cuatro figuras se lanzaron hacia el, aterrizando a sólo pasos de distancia. Eran cuatro mujeres, todas vistiendo un brillante uniforme.

“¡No se quién seas!” Gritó Usagi, “¡Pero no te dejaré dañar a esas personas! ¡Soy Sailor Moon y voy a castigarte!”

“Tú no eres un guardián y no debo temerte.” Bramó la criatura, sin darse cuenta que las otras tres Sailors lo estaban rodeando para evitar que el ser usara a las personas como rehenes.

La mención de la palabra guardianes desconcertó a Moon y decidió preguntarle a la criatura por qué la había usado, pero no tuvo oportunidad, ya que el ser emitió un alarido y expulsó una fuerza extraña de sus ojos hacia ella y apenas logró esquivarla.

“¡Moon!” Gritó Makoto.

“Júpiter, Mars, ¡ataquen a esa cosa!” Ordenó Venus, “¡Yo ayudaré a Moon!”

“¡Muy bien!” Respondió Júpiter, “¡Júpiter Oak Evolution!”

El ser, que se dirigía hacia Moon, recibió de lleno la descarga de Júpiter y el impacto lo arrojo varios metros hacia el frente.

“¡Justo en el blanco!” Exclamó Júpiter.

“No estés tan segura.” Dijo Mars, “Esa cosa se está levantando.”

Efectivamente, el ser se puso de pie y ahora concentró toda su atención en Mars y Júpiter.

“Eso me dolió” Dijo el ser mirando a Júpiter, “¿Acaso crees que una mocosa como tú puede lastimarme a mí, el poderoso Kernath?¡Te voy a matar!”

Usando una velocidad no acorde con su figura, Kernath se abalanzó sobre Júpiter, que no alcanzó a reaccionar y recibió un fuerte golpe en un costado.

“¡No permitiré que nadie interrumpa mi misión! ¡Yo reuniré toda la Luz blanca que necesito!” Gritó Kernath, levantando su pie para aplastar la cabeza de Júpiter, “¡Muere!”

“¡Venus Love Chain Whip!”

Justo antes de ser golpeado por la cadena de Venus, Kernath saltó fuera de su alcance y miró con odio a la Sailor que estuvo a punto de golpearlo, “No seas tan ansiosa, iré por ti pronto.” Amenazó el monstruo, caminando lentamente hacia atrás para no ser sorprendido de nuevo; mientras, Moon y Mars habían ayudado a Júpiter a levantarse.

“Venus, No te confíes, es muy fuerte.” Advirtió Júpiter.

“No lo haré.” Respondió Minako preparándose para atacar de nuevo antes de que su oponente intentara sorprenderla.

Kernath estaba furioso, estas niñas no eran tan débiles como pensaba y él aún no se acostumbraba bien a su nueva forma, por lo que no podía pelear con soltura, pero eso no importaba, si usaba su destello, podía matarlas a todas. Decidido a usar el destello, Kernath se agachó ligeramente y extendió los brazos, su cuerpo comenzó a cambiar de color, volviéndose ligeramente azul.

“...Moon...” Dijo Mars, “Ese adefesio está distraído haciendo algo que seguramente nos va a doler mucho, acábalo de una vez y saquemos a esas personas de aquí.”

“De acuerdo.” Respondió Moon empuñando su cetro y apuntando directo hacia Kernath.

“¡Moon Gorgeous Meditation!"

El ataque de Moon se impactó directo en Kernath, derribándolo y destrozándole el brazo izquierdo; pero no lo destruye. “¡AAAARGHH! ¡Me has lastimado!” Gritaba el ser revolcándose en el suelo intentando ponerse de pie.

“¿No fue suficiente?” Dijo Moon extrañada, “Pero...”

“¡Cuidado!” Gritó Rei, “¡Ya se levantó! ¡Mars Flame Sniper!"

Kernath, que había logrado ponerse en pie y estaba por liberar su destello, no logró esquivar las llamas de Mars y fue envuelto por las lenguas de fuego.

“¡Maldita sea!” Bramó Kernath mientras giraba y su cuerpo se disolvía, “¡Tenían que atacar con fuego! ¡Mocosas desgraciadaAAAAAAS!”

“¿Ha muerto?” Preguntó Venus mirando a una enorme mancha negra en el suelo, justo en el lugar en que había caído Kernath.

“Pues yo no lo veo por ningún lado.” Respondió Mars, “Fue una suerte que esa cosa tuviera una debilidad hacia el fuego.”

“¡Buen trabajo Mars!” Dijo Júpiter.

“Sí Mars, ¡estuviste fantástica!” Agregó Moon.

Rei se permitió una ligera sonrisa mientras caminaba hacia las personas que acababan de salvar, que aún seguían inconscientes, “Creo que lo mejor será sacarlos de aquí y llevarlos al hotel.”

“Tienes razón.” Contestaron a coro las demás.

Un par de horas después, las cinco jóvenes, de regreso en su cabaña, discutían con los gatos acerca de lo que había sucedido.

“Lo lamento, pero no tengo conocimiento de nada parecido a lo que ustedes nos han contado.” Admitió Luna.

“¿Ni siquiera del nombre?” Insistió Usagi, “¿y eso de la Luz blanca?”

“No, no recuerdo haber escuchado jamás de Kernath o de la luz blanca.” Respondió Luna.

“Probablemente sólo era un demonio que decidió aterrorizar esta parte del bosque.” Dijo Artemis, “Afortunadamente lograron destruirlo.”

“Creo que deberíamos volver a Tokio.” Dijo Ami, “Quizás nos necesiten allá, tal vez el ataque de Kernath sea el indicio de que un nuevo enemigo ha aparecido; si eso es lo que sucede, será mejor que comencemos a investigar, eso de la luz blanca me intriga.”

“No quisiera irme...” Mencionó Minako desde el otro extremo de la sala, “Pero Ami tiene razón; debemos investigar esto.”

“Supongo que será lo mejor.” Dijo Makoto

“Muy bien, hagan sus maletas, nos iremos en el tren de las seis.” Sugirió Rei. “Eso nos dará tiempo de comer y limpiar la cabaña.”

Y así, el primer fin de semana de vacaciones de las chicas fue arruinado por alguien desconocido; bueno, no totalmente, a fin de cuentas, todas las chicas consiguieron algo: Minako, Makoto y Usagi cumplieron su deseo de bañarse en las aguas termales de Hakone; Ami tuvo una conversación muy profunda con su madre, y Rei salvó el día; por lo tanto, ninguna de ellas podía quejarse. Pero, al abordar el tren, y mirar por la ventana hacia el bosque de la montaña, Usagi tuvo la certeza de que los eventos del día que terminaba eran solo el principio de algo grande que sucedería pronto, si tan sólo pudiera saber qué.

Es medianoche, y en un claro del bosque detrás del hotel en las montañas de Hakone, una sombra se desliza más oscura que las demás hasta llegar a un área donde el suelo está negro y chamuscado; allí, la sombra toma forma y se agacha, extendiendo su mano, la sombra toca la mancha y ésta adquiere una consistencia viscosa; complacida, la figura introduce la mano en la pasta negra y rebusca en ella hasta que logra sacar a un ser bastante maltratado.

“Te apalearon, Kernath.” Se burló la sombra.

“¡Cállate!” Respondió Kernath, “Al menos pude llenar dos esferas con luz blanca de buena calidad.”

“Pero no lograste incubar ningún parásito.”

“Eso no importa.” Contestó Kernath, “Además, en este lugar los parásitos no hubieran servido de nada, pero en Tokio...”

“Los parásitos serán muy útiles.” Completó la sombra.

“Exacto, y esa ciudad está llena de humanos rebosantes de luz blanca.”

“Tokio...en poco tiempo será nuestro.”

“Sí, el líder estará complacido.”

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La historia continuará en el capitulo tres. ¿Interesante hasta ahora? Espero que sí.

Palabritas:

Tanoshii: Significa literalmente pasar un buen rato.

Kenkoutai: Significa cuerpo saludable.

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